viernes, 27 de julio de 2018

Devaluación y ladrillos A pesar de la suba del dólar, la construcción sigue siendo negocio

La fuerte devaluación de los últimos meses, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, los cambios en el gabinete económico y el plan de ajuste por venir son algunas de las novedades que llevan a preguntarse qué pasará con la actividad de la construcción en el sector privado. Y, sobre todo, que pasará con los desarrollos de edificios de viviendas. En el contexto de una economía con un dólar aún muy volátil y nuevas metas inflacionarias obligadas por la coyuntura, los principales desarrolladores inmobiliarios analizan el impacto que tendrán en el mercado.
Para Damián Tabakman, presidente de la CEDU, el mercado inmobiliario argentino obliga a los desarrolladores a actualizar sus estrategias para retener compradores y vendedores. "En el nuevo escenario post devaluación, se ha vuelto más atractivo construir dado que se abarató el costo medido en dólares. Pero hoy en día se dificulta la venta por el enfriamiento de las hipotecas UVA y por la incertidumbre, de modo que vale la pena concentrarse en proyectos en los cuales el riesgo comercial sea mínimo y no dependa de la oferta crediticia", señala.
Refugio de valor. Antes de la corrida cambiaria, el mercado se enfocaba en los nuevos compradores con créditos UVA, ahora se vuelve al comprador que invierte desde el pozo.
Refugio de valor. Antes de la corrida cambiaria, el mercado se enfocaba en los nuevos compradores con créditos UVA, ahora se vuelve al comprador que invierte desde el pozo.
Tabakman afirma que los precios de las propiedades lucen bastante estables en dólares, y con costos en pesos, los desarrollos prometen mejores márgenes.
Sebastián Friedman, socio de la desarrolladora BrodyFriedman asegura: "Con la fluctuación que tuvimos del dólar lo primero que sucedió es que la gente paralizó sus decisiones hasta tanto se estabilice la situación". De todos modos, el desarrollador ve que el futuro sigue siendo promisorio.
"Desde el punto de vista de la construcción el cimbronazo del dólar benefició el impulso de desarrollos inmobiliarios al pozo. La suba del dólar, aún no acompañada por muchos rubros de la construcción, otros se adecuan en el día, permite que hoy los costos de construcción bajen, y por ende el precio de las propiedades al pozo también lo hagan".
Según el experto, en un contexto que venía fuerte en la compra venta de usados pero con muy bajo stock de unidades nuevas por los altos costos de la construcción, que dejaban precios más baratos a propiedades a estrenar que al pozo, este nuevo panorama impulsará la llegada de una nueva oferta.
La fórmula. La devaluación abarató en dólares los costos de la construcción, pero los precios de los departamentos siguen firmes en dólares.
La fórmula. La devaluación abarató en dólares los costos de la construcción, pero los precios de los departamentos siguen firmes en dólares.
En definitiva, para Friedman el panorama del sector es alentador. "La gente vuelve a temerle a los bonos del mercado financiero y se refugia, como lo hizo históricamente, en los ladrillos. Nosotros hoy ya lo estamos percibiendo. Los primeros dos meses tuvimos una merma importante en la venta por la parálisis e incertidumbre pero ahora las consultas regresaron y el cierre de operaciones también. Nuestro mercado en definitiva siempre se beneficia cada vez que se le pierde confianza al mercado financiero", afirma.
Walter Pruss, socio de desarrolladora rosarina G70, describe una de las estrategias de los desarrolladores para no perder ventas: "Las operaciones las seguimos manejando en pesos y buscando en el momento como quedaría la paridad con el dólar para no quedar descubiertos, y con el presupuesto como telón de fondo que lo vamos actualizando cada vez que hay variaciones para no tener sorpresas".
Como señala Tabakman, el sacudón del dolar y el recrudecimiento de la inflación pusieron en tela de juicio a los créditos hipotecarios UVA y eso cambia el perfil del comprador o inversor potencial.
Lo que viene. Los desarrolladores aseguran que los inversores se dedicarán al segmento medio alto y alto.
Lo que viene. Los desarrolladores aseguran que los inversores se dedicarán al segmento medio alto y alto.
Para Friedman, los créditos UVA se van a planchar, o por lo menos van a bajar sustancialmente el crecimiento que venían teniendo. "Ya desde principios de año con las subas progresivas del dólar los tomadores de los créditos habían empezado a tener problemas, hoy con el salto de casi el 50% del valor el efecto va a ser inevitable", explica.
"En la medida que el tipo de cambio real se mantenga en estos niveles y que las turbulencias se controlen, los inversores volverán a estar propensos a entrar en cierto tipo de emprendimientos, probablemente orientados al segmento medio alto y alto", señala Tabakman.
"Seguramente, en el nuevo contexto económico, se reactiven los proyectos al pozo como refugio para inversores que comienzan a salir del mercado financiero y buscan capitalizar sus ahorros en mercados más estables como el real estate. Más aún teniendo en cuenta que hoy los costos de construcción se redujeron y por ende los precios al pozo se hicieron más accesibles", dice Friedman.

Funte: Diario Clarin. https://www.clarin.com/arq/pesar-construccion-sigue-negocio_0_SyqHVRCX7.html

jueves, 12 de julio de 2018

Nuevas técnicas de construcción: Casas prefabricadas: acabar la obra en 4 meses es posible



Las casas prefabricadas son el presente en los países nórdicos y cada vez tienen más adeptos en España. Repasamos las claves de su construcción y precio.
La rapidez en la construcción, el mayor control en la obra y la sostenibilidad son las principales ventajas de las casas prefabricadas, un método consolidado en los países nórdicos y que es tendencia en España. La demanda de este nuevo modelo de viviendas, conformadas por módulos producidos previamente en fábrica, se ha triplicado en los últimos años. Según los datos que publica Habitissimo, en 2017 se solicitaron 7.000 casas prefabricadas, una cifra que contrasta con las 2.000 que se pidieron en 2015.
No resulta extraño, pues, que algunos profesionales hayan decidido dejar a un lado el modelo tradicional para pasarse a esta nueva fórmula. Es el caso de Montserrat Pujol, gerente de Prêt-à-porter Cases. Después de haber trabajado 17 años en el mundo de la promoción y la construcción de viviendas, decidió fundar una empresa centrada en casas prefabricadas. “Hacíamos buenas casas”, recuerda Pujol de su antiguo trabajo, “pero había tantos problemas que las obras acababan siendo faraónicas y con demasiadas variables a controlar”. “Lamentablemente”, prosigue, “estos contratiempos los acababa pagando el cliente”. Su objetivo estaba claro: “encontrar una nueva manera de construir en la que el control de costes, la calidad del producto y el tiempo de ejecución fueran las metas a mejorar”.
El tiempo de obra, entre 4 y 6 meses
Casas prefabricadas de Roansa Habitat
Casas prefabricadas de Roansa Habitat
Y en el tiempo de ejecución se halla la clave de las casas prefabricadas. Mientras las viviendas tradicionales requieren un período de construcción que oscila entre los nueve y los 18 meses, las industriales pueden estar listas entre los cuatros y los seis, reduciendo a la mitad la espera para disponer de una obra terminada. Una rapidez que viene favorecida por el “control exhaustivo de los procesos y del producto”, tal y como indica la gerente de Prêt-a-porter Cases. Coincide en la misma idea Ivet Selva, arquitecta en Roansa Habitat, quien hace hincapié en que “esta forma de trabajo, mucho más en fábrica que en obra, evita la variación de costes y plazos, un aspecto muy importante para el cliente”.
Aunque el mayor dominio en las fases de construcción beneficia económicamente al comprador, existen falsas creencias sobre el precio de las casas prefabricadas. Unos costes que, a pesar de ser un poco más reducidos, tampoco varían exageradamente respecto a las viviendas tradicionales. “La diferencia de precios no es tan abismal como se puede pensar”, dice Pujol. “De hecho, desconfía de las empresas que defiendan lo contrario porque los metros de una casa son los que son y valen dinero”, continua. Lo que sí defiende la gerente de Prêt-à-porter Casas es que “la obra industrializada ofrece unas mejores prestaciones de calidad y confort a un mejor precio y, sobretodo, asegura tener los costes cerrados desde el principio sin dejar nada  a la improvisación”. Desde la empresa, se indica que la escala de precios para una casa prefabricada empieza en los 190.000 euros.
Mayor control y menor impacto ambiental
¿Cómo se consigue este recorte en el precio? Pujol señala que “son más económicas porque están concebidas para esto, con procesos controlados y sistematizados: equipos técnicos para desarrollarlas, fábricas pensadas y preparadas, sistemas de I+D, laboratorios de pruebas y procesos de calidad”.
El ahorro, según la arquitecta de Roansa Habitat, sigue una vez terminada la obra: “el impacto ambiental de estas viviendas es muy menor a lo largo de todo su ciclo de vida, sobretodo en la fase de uso, algo que se traduce para el cliente final en un ahorro económico”. El quid de la cuestión es, tal y como explica Selva, “la eficiencia energética, con niveles muy superiores a los inmuebles tradicionales”.
¿Cómo se construyen las casas prefabricadas?
Interior casas prefabricadas
Interior de una vivienda de Prêt-à-porter Cases
Pero, ¿cómo se construyen las casas prefabricadas? La diferencia principal recae en los materiales. Mientras las viviendas tradicionales se erigen a base de ladrillos, las industriales se componen con piezas de hormigón producidas en fábrica. Una idea que, según Montserrat Pujol, causa falsas creencias a los consumidores: “el tópico más común es considerar estas viviendas sinónimo de bungalow barato, que solo busca rapidez y sencillez constructiva, cuando realmente es todo lo contrario”. Por lo tanto, ¿la disminución del tiempo y el uso de estos materiales no repercute en la calidad? “Este nuevo método genera muchas preguntas respecto a la calidad final del producto, pero justamente la calidad fue lo que nos hizo emprender con el sistema industrializado”, apunta la gerente de Prêt-à-porter Cases. “Nuestros cierres de hormigón ofrecen un mayor aislamiento tanto térmico como acústico y consiguen una solidez muy superior a la oferta por las actuales casas de ladrillos”, asegura Pujol.
Aunque no solo el cemento toma protagonismo en la casa. “El prefabricado que se está haciendo en nuestro país es sobretodo de un solo material pero nuestras viviendas combinan el hormigón con otros materiales como por ejemplo partes de estructura metálica o cubiertas de madera que, hechos todos ellos con procesos industrializados, consiguen crear un conjunto con soluciones técnicas óptimas y soluciones estéticas mucho más cuidadas”, defiende la arquitecta de Roansa Habitat. Montserrat Pujol también indica que “aunque nuestro material base estructural es el hormigón, utilizamos todo tipo de materiales de construcción, desde aislantes e impermeabilizantes hasta acabados de cerámica, puertas o cocinas de marcas de prestigio que nos acompañan”.
El futuro de la construcción en España
La construcción a base de grandes piezas de hormigón también causa dudas acerca de la libertad que tienen los clientes para moldear su casa al gusto, una cuestión que, según Ivet Selva, no resulta un problema: “el proceso tiene las ventajas de los sistemas industrializados, pero se adapta totalmente a cada proyecto, permitiendo diseños muy variados. Y continua: “cada proyecto nos hace desarrollar nuevas soluciones técnicas para conseguir los resultados deseados”. Ésta flamante fórmula de construcción, no obstante, también tiene inconvenientes: “hay terrenos donde la accesibilidad puede dificultar el montaje del prefabricado, pues se construye con elementos de grandes dimensiones”, reconoce Selva.
Actualmente, la mayoría de casas unifamiliares que se erigen en los países nórdicos, Estados Unidos y Canadá, se construyen mediante módulos prefabricados. Un método que se ha consolidado en estas zonas del planeta y que seguirán una tendencia al alza también en España. “En nuestro país son claramente el futuro”, apunta Ivet Selva. La solución para superar la desconfianza hacia lo nuevo, según Montserrat Pujol, está clara: “solo hace falta enseñar a los consumidores lo que son las casas industrializadas para que entiendan lo que verdaderamente representan”.

Fuente: https://www.yaencontre.com/noticias/vivienda/casas-prefabricadas-construir-en-4-meses-es-posible/

lunes, 2 de julio de 2018

La inteligencia emocional será la base del éxito laboral en el futuro

Disponer de una buena inteligencia emocional ayudará en el futuro a encontrar trabajo en un mundo en que los oficios técnicos irán, poco a poco, siendo fagocitados por la robótica. La perspectiva de un trasvase masivo de puestos de trabajo hacia las máquinas inquieta a quienes estudian el funcionamiento del mercado laboral. La solución se enmarca en el ámbito de lo que se denominan capacidades blandas, emocionales. Son «habilidades que la tecnología nunca va a dominar», como indicó, Vikas Pota, director ejecutivo de la Fundación Verkey. Y así se abre la puerta a una nueva veta de empleo.
Las habilidades blandas podrían reforzar, por un lado, trabajos ya existentes y, por otro, configurar nuevas modalidades de empleo. El trabajo emocional es aquel en el que los sentimientos integran las competencias de un profesional, tanto a la hora de gestionar equipos como de atender al público o de asistir a personas enfermas o dependientes. Se desarrolla en una doble dirección, se aplica para generar cierto estado anímico en el cliente (o paciente) y para gestionar inquietudes y malestares del propio trabajador.
La base es la empatía. La comprensión sincera del otro permitirá que, ante situaciones de conflicto, el profesional comprenda el fondo que levanta la indignación o turbación de una persona y pueda lidiar directamente con ese aspecto. También al contrario: si se abre un entendimiento, el cliente empatizará más fácilmente con el trabajador. Comprender las emociones ajenas supone comprender las necesidades de un individuo y humanizarlo.
Sin embargo, adquirir y, sobre todo, desplegar estas competencias exige un cambio radical en cómo se diseñan los puestos de trabajo. ¿La razón? Urgiría gastar mucho tiempo en aspectos intangibles y no medibles. Justo la orientación contraria a la que promueven las políticas actuales. Los dependientes de los comercios funcionan, cada vez más, como máquinas expendedoras. Ocurre en todos los sectores, incluso en grandes librerías que presumían del asesoramiento literario como marca de identidad. Se reduce el personal, se precarizan los contratos: se trabaja a destajo y se quiebra, en consecuencia, la interlocución sosegada entre cliente y el librero.
En un amplio artículo publicado en Aeon, la reportera Livia Gershon glosa a David Deming de la Universidad de Harvard: «Casi todo el crecimiento del empleo en Estados Unidos entre 1980 y 2012 estaba en el trabajo que requiere grados relativamente altos de habilidades sociales».
En el sector sanitario y de cuidados estas habilidades se tornan absolutamente insoslayables. Guadalupe Sánchez, de la Escuela Universitaria de Enfermería y Terapia Ocupacional de Terrassa, escribió una tesis titulada Las emociones en la práctica enfermera. «Si la relación interpersonal entre los enfermeros y el paciente no genera una conexión emocional, cuidar con una perspectiva integral es muy complicado: podemos cuidar la enfermedad, pero no a la persona, que es más que su cuerpo», explica a Yorokobu.
El trabajo emocional, según Sánchez, beneficia a la actividad sanitaria en diversas dimensiones. «Lo que más valora la gente es el tipo de trato que ha recibido del personal sanitario. Tenemos muchos problemas porque algunos tratamientos se inician y después se abandonan. Hay estudios que señalan que cuando los médicos o enfermeros conectamos emocionalmente, se producen menos casos de abandono precoz del tratamiento y, por tanto, menos recaídas», expone.
En su opinión, estos comportamientos contribuirían a desatascar las urgencias. «En el momento en que atiendes mejor a la gente y disminuye su nivel de estrés, ansiedad o miedo, posiblemente habrá menos interconsultas innecesarias en urgencias y centros de atención primaria. Un ejemplo: las urgencias pediátricas están abarrotadas de angustia de padres más que de patologías pediátricas». Llevar a cabo una buena asistencia emocional «es imposible sin tiempo, requiere mirar a los ojos, escuchar activamente, poder acompañar». Precisamente, la posesión que más anhela el personal sanitario es el tiempo.
¿Pero cómo repercutiría en las emociones de los profesionales? Los trabajadores, como sistema de protección, aplican la llamada distancia terapéutica. Con ella, se pretende evitar que los dramas personales del paciente les afecten negativamente. Para Sánchez, actualmente carecemos de herramientas para eliminar esta necesidad de abstracción y aprender a manejar las emociones. En tal caso, «la relación terapéutica sería bidireccional; también te ayudaría a crecer como persona y como profesional».

Nuevos puestos de trabajo

Liva Gershon expone la necesidad de «alejarnos de nuestro singular enfoque en el rendimiento académico como el camino hacia el éxito» a la hora de sopesar las nuevas alternativas que surgirán en el mercado laboral en el terreno emocional en su artículo The future is emotional. No se refiere a tareas que haya que inventar, sino que están invisibilizadas.
Amaia Pérez Orozco, defensora de la economía feminista, explica esta situación en su libro Subversión feminista de la economía a través del concepto de trabajadores champiñón: aquel que «solo importa en la medida en que se incorpora al proceso productivo». «Brota todos los días plenamente disponible para el mercado, sin necesidades de cuidados propios ni responsabilidades sobre cuidados ajenos, y desaparece una vez fuera de la empresa». Sin embargo, detrás de él hay personas, mujeres mayoritariamente, que lo disponen todo para que el trabajador pueda aflorar. Ellas forman parte también de la economía productiva —sin ellas no funcionaría—, pero no perciben remuneración ni reconocimiento.
Ha existido siempre una arquitectura social que sostiene las actividades que se consideran valiosas. Por eso, al incorporarse la mujer a la actividad profesional, se han tambaleado los cimientos de la sociedad. En esta tesitura, ha surgido la necesidad de que alguien ocupe el lugar de los cuidados. La tarea ha recaído sobre mujeres de clase baja, inmigrantes que, a su vez, en sus países de origen, delegan en otras para que asistan a los suyos. Que estos sean trabajos sin contrato y mal pagados evidencia que todavía necesitamos adecuar el sistema a una nueva forma de funcionar que ya es una realidad. Para Gershon, el camino está en «dar más respeto y mejores salarios (…) y valorar las habilidades más frecuentemente encontradas en mujeres de clase obrera».
Hay un riesgo, sin embargo, en las alternativas que ofrece Gershon. Apoyándose en el hecho de que, por aprendizaje social, las mujeres poseen más habilidades en el cuidado indica que serían ellas quienes podrían desempeñar estas tareas de manera óptima y, además, obtener una recompensa emocional que equilibraría las malas condiciones laborales. «Las personas de clase trabajadora tienden a tener habilidades emocionales más agudas que sus contrapartes más ricas y educadas», señala, marcando un camino que construye un cimiento teórico a la desigualdad.
Dimensionar el trabajo emocional y de cuidados en su justa medida significaría asumir que todos somos interdependientes y debemos responsabilizarnos de esa misión de acompañamiento y empatía de una forma proporcional con el fin de que no quede atribuida al sector más desfavorecido de la población. La tecnología, dicen algunos expertos, configurará un mundo desposeído de puestos de trabajo. Quizás la eclosión de las máquinas, irónicamente, ofrezca la oportunidad de construir un mundo más humano.

Fuente: https://es.weforum.org/agenda/2017/09/la-inteligencia-emocional-sera-la-base-del-exito-laboral-en-el-futuro?utm_content=buffer94b4d&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer